viernes, 10 de abril de 2009

El via crucis de Iztapalapa tuvo más de 2 millones de asistentes.

Crucifixión de Diego Villagrán, el Cristo de Iztapalapa.

México DF, viernes 10 de abril.- Jesús avanzó entre miles de personas desde la MacroPlaza Cuitláhuac hasta el cruce de las avenidas Ermita Iztapalapa y Estrella, donde se registró un incidente en el que un soldado romano no pudo controlar su caballo, lo que provocó lesiones a uno de sus compañeros actores.

Mientras Cristo era preparado para su crucifixión y Judas se colgaba de un árbol cercano.
Luego de que Judas fue descolgado del árbol, Cristo, acompañado de Dimas y Gestas, fue crucificado mientras al pie de la cruz María lloraba la muerte de su hijo.

Antes de subir a los cielos, Jesús pidió a su padre perdonar a sus hermanos porque estos no sabían lo que hacían. En las inmediaciones del Cerro de la Estrella los nazarenos iniciaron el retorno.

Al término de la crucifixión se inició el recorrido de la Hora del Silencio con rumbo a la casa de los ensayos.

Así los cientos de nazarenos que poco después del mediodía enfilaron hacia el Cerro de la Estrella descendieron visiblemente agotados por la procesión, que inició a las 8:00 horas.

Este via crucis es ya una tradición en Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México, donde año con año se congregan millones de asistentes.

Esta representación tiene más de 150 años de celebrase en Iztapalapa. Los misioneros utilizaron el teatro para catequizar a los antiguos mexicanos y desterrar así las prácticas religiosas anteriores. Las escenificaciones de la Pasión, conmovían profundamente a los espectadores; así, el teatro de los evangelizadores actuó en favor de la cristianización. Del pasado llegan las voces que amalgaman en el presente una forma particular de sincretismo, donde las viejas costumbres, los componentes internos y externos del drama, se llenan de nuevos contenidos sin desalojar completamente a las anteriores.

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